Quien no se aventura no pasa la mar.
Un rey ofrecía una gran cantidad de monedas de oro a cualquier persona que fuera capaz de hacer hablar a su caballo; quien aceptara recibir el dinero tenía un tiempo de plazo para lograr su cometido, si pasado ese tiempo el caballo no hablaba la persona era decapitada. Pasaron los días y no aparecía ningún […]
Quien no se aventura no pasa la mar. Leer más »