Identidad y autoestima

Cuando nos formulamos la pregunta: ¿Quién soy?, aparece a nuestra mente una representación sensorial visual, auditiva y kinestésica. Esta representación es la imagen que tenemos de nosotros mismos. En función de la interpretación subjetiva que tenemos acerca de esta imagen, sentimos una emoción potenciadora o limitante. Una persona que se juzga a sí misma como tímida, podrá sentirse satisfecha o no, según según su interpretación personal. Tenemos una autoestima potenciadora o limitante en función de cómo juzgamos la imagen, el concepto, que tenemos sobre nosotros mismos.

Una autoestima sana y saludable nos aporta, entre otras cosas, auto-realización, motivación y salud. Un concepto potenciador acerca de nosotros mismos, nos permite confiar en nuestras habilidades para resolver los desafíos cotidianos, y nos permite dar un feedback constructivo al ambiente en el cual nos movemos. Cuando tenemos «una imagen enriquecida» de nosotros mismos, podemos ser auténticos y actuar congruentemente. Podemos vivir nuestra propia vida plenamente, desarrollando nuestro pleno potencial y atrevernos a ser la mejor versión de nosotros mismos.

Los talleres, individuales y grupales que imparto, están estructurados para comprender e integrar estos conceptos.

La imagen que tenemos de nosotros mismos, se construye sobre meta-programas y creencias, fundamentados sobre las experiencias que hemos vivido e interpretado como «fracasos» o éxitos. Estamos en constante búsqueda y captura de información acerca de nosotros mismos. El ser humano es particularmente sensible a estos datos, independientemente de la interpretación que vayamos a hacer acerca de ellos. Deseamos mantener la coherencia con nuestro mapa del mundo, aceptando sin cuestionar, las informaciones que nos llegan con la opinión que tenemos de nosotros mismos. A pesar de que estas informaciones, cuando nos llegan a través de nuestros sentidos, pasan por diferentes filtros y sufren un complejo proceso que generaliza, elimina y deriva dicha información en un respuesta subjetiva. Guardamos en nuestra memoria, ante todo, estas experiencias que nos concierne, concretamente las que dan un sentido al modelo del mundo que poseemos. Sin embargo, cuando las informaciones que recibimos son percibidas como contradictorias, respecto a la imagen que hemos elaborado de nosotros mismos, manifestamos resistencia.

La imagen que tenemos de nosotros mismos no está fijada en una posición inamovible. Más bien cambia y evoluciona en función de nuestras capacidades para adaptarnos al medio, manteniendo una coherencia con nuestros valores y criterios personales. La forma que tenemos de evaluarnos condiciona la percepción que tenemos de los demás y del ambiente donde nos movemos. Por eso, cuanto más nos conocemos, más amplio es nuestra capacidad perceptiva. Es una etapa fundamental para relacionarnos saludablemente con nosotros mismos y con los demás. Cuanto más positivo sea el concepto que tenemos de nosotros mismos, más positivo es el concepto que tenemos de los demás.

Abraham Maslow (1908-1970), fue un psicólogo estadounidense conocido como uno de los fundadores y principales exponentes de la psicología humanista. Consideraba la autoestima como un elemento esencial en su jerarquía de necesidades humanas.

Para A. Maslow, la construcción de una autoestima saludable constituye uno de los aspectos de lo más importantes en el crecimiento humano. Su concepto de la autoestima engloba la necesidad de respetarse, de confiar en uno mismo y de ser coherentes con sus propios valores. Defendía la idea que estos elementos son necesarios para vivir una vida plena y feliz. Sostenía la opinión que al desarrollar al máximo nuestras capacidades podemos apreciar mejor nuestros valores personales y darnos cuenta de lo importante que somos. De está forma, construir una autoestima sana y plena.

”Si deliberadamente planeáis ser menos de lo que sois capaces de ser, os prevengo que seréis profundamente infelices para el resto de vuestros días”. Abraham Maslow

Robert Dilts (1955) es desarrollador, autor, entrenador y consultor en Programación Neurolingüística desde su creación.

R. Dilts explica que el concepto que tenemos de nosotros mismos, está construido por el mapa que hemos trazado de nuestra identidad a partir de las creencias acerca de nuestras capacidades y limitaciones. Las creencias potencian o limitan muchos aspectos de nuestra identidad. De allí que la autoestima está relacionada con el nivel de identidad, en la pirámide de los niveles lógicos, y con las creencias que la persona tiene de su propia identidad.

R. Dilts organiza la actividad mental en niveles lógicos. La identidad está relacionada con el sentido de «quienes somos». ¿Quién soy? ¿Cuál es mi misión? El concepto de nuestra identidad organiza nuestras creencias, nuestras capacidades, nuestras conductas en un sistema único. El sentido de nuestra identidad está también relacionada con el concepto de nosotros mismos en los sistemas más amplios a los cuales pertenecemos y que determinan nuestra misión.

Una autoestima limitante está relacionada con una percepción de identidad confundida en los niveles lógicos y con la posibilidad de fusionar con niveles lógicos diferentes. Cuando una persona se identifica con una parte de su ambiente (un urbanita, una campesina, un «yonki»,….), o con sus conductas (una boxeadora, una escultora, un actor, …), o con sus capacidades (un intelectual, un rebelde, una ahorrativa, …), o con el rol que tiene en un sistema más amplio (familiar, racial, geográfico, humano,….), posee un “mapa de identidad” limitante porque estas identificaciones constituyen tan solamente una parte, están incompletas.

“Desde la perspectiva de la PNL, no hay ningún mapa del mundo «verdadero» o «correcto». Cada cual tiene el suyo y ninguno es más «bueno» o «real» que otro. Lo que sucede es que las personas más eficaces son aquellas cuyo mapa del mundo les permite percibir el mayor número posible de posibilidades y perspectivas. Su forma de percibir el mundo, organizarse y responder ante él es mucho más rica.”Robert Dilts

El texto e imágenes de este artículo son propiedad de Luc Gantois y solo puede ser utilizado con su consentimiento.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *